domingo, 10 de septiembre de 2017

Jueces contra el Pánico

          
              Regreso al blog para aportar una explicación al interrogante más común entre los españoles concernidos políticamente, después de la aprobación por el Parlament de Cataluña de la conocida como "ley del referéndum": ¿por qué el Gobierno de España no suspende la autonomía catalana?, ¿por qué el Ejecutivo no aplica el artículo 155 de la Constitución?, ¿por qué el Gobierno remite el desafío independentista al Poder Judicial? En resumen, ¿por qué Rajoy se escuda en los ropones y no toma decisiones propias?

          El tratamiento institucional a los problemas políticos depende, se quiera o no, de las circunstancias del hombre que tiene que decidir, al fin y al cabo uno como los demás. 

                La retórica de la política difunde la idea de que el estadista es un ser superior, bien por las virtudes de quien ejerce el cargo bien por la majestad que el cargo proporciona a quien lo ostenta. 

                Pero efectivamente eso es retórica, sucedáneo de la religión. Pura mentira. Un cuento para huérfanos de dioses.

                Descendiendo, lamentablemente nunca mejor dicho, al caso que nos ocupa, nuestro Primer Ministro es un hombre como usted y como yo, y las condiciones personalísimas de Dº Mariano son el pánico, el miedo a los Tribunales Penales Internacionales, los auténticos soberanos de la política mundial de un tiempo a esta parte.

                El Presidente del Gobierno de España sabe que el problema catalán se le ha ido tanto de las manos que ya no es una cuestión que pueda resolverse en los despachos, sino que lo hará en la calle, en la pelea.

                Por un lado el Estado y por el otro los que se opondrán a la violencia legítima del Estado, porque la inquietud para el Gobierno no proviene de tal o cual político, sino que reside en la existencia de un foco violento que se opondrá a las Fuerzas de Seguridad que pretendan impedir el referéndum.  

                Y en la batalla eventualmente puede haber víctimas, pues alguno de los sediciosos parecen prestos a inmolarse.

                Ante esta posibilidad cierta el Presidente Rajoy conoce que el choque le tiene perdido de antemano, pues sabe que las autotituladas "víctimas" disponen del arma vital: los Tribunales políticos de toda condición, desde los distintos Tribunales Penales Internacionales hasta la Audiencia Nacional española que se arroga jurisdicción universal sobre determinados delitos.  

          Cuando el hombre Rajoy sabe que el Presidente del Gobierno de España ya está designado por los moralistas disfrazados de jueces como el chivo expiatorio de la colisión inevitable en Cataluña, resulta humano que sienta horror.

          "Si no quieren negociar y sólo me queda la fuerza, ¿cómo podré evitar ser juzgado por utilizarla?" -se habrá preguntado tantas veces-.
             
           Y siempre se habrá respondido algo similar a esto: "dado que seré condenado por dizque jueces, mi defensa será que actué al amparo de múltiples decisiones judiciales, las del Tribunal Constitucional de mi país".
       
         Es el espanto y la angustia de un hombre que se sabe acorralado por los justicieros que ven, pero sólo lo que quieren, lo que explica que un Gobierno entero no se mueva hasta que no se lo diga un togado.

                El caso catalán es una prueba más de que la política clásica, el sabio juego de la persuasión y la fuerza, ha desaparecido.

          Sólo quedan locos, moralistas y Tribunales donde se refugian más moralistas.   

         A este respecto, existe una asociación profesional de magistrados cuyo nombre poético, "Jueces para la Democracia", es una declaración de quién manda. 
           
          Supongo que más pronto que tarde surgirá otra con una denominación no menos lírica ni menos realista: "Jueces contra el Pánico".

         A ella se encomienda un hombre atemorizado, todo un Presidente del Gobierno.

             
Coda futbolera:
Hasta hace unos pocos años el club de fútbol Atlético de Madrid era conocido como el "Pupas", que dispone de un castizo himno debido a Joaquín Sabina en el que detalla el porqué de semejante apodo.
El relevo del "Pupas" lo ha recogido nuestro Poder Ejecutivo, más conocido como Gobierno de España.
Lo que no ha cambiado es la letra del himno: ¡Qué manera de aguantar!, ¡qué manera de palmar!, ¡qué manera de sufrir!
              
twitter:@elunicparaiso
                 

4 comentarios:

  1. Hola Jorge :-) Hermoso artículo. Estamos ante el Estado de los Jueces.
    Los jueces han asumido el monopolio político de la violencia, para decirlo con Weber.
    Abrazo,
    Carlo Gambescia

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  2. ¡Ay Carlo! ¡Siempre indispensable!

    ¿Resulta que el oxímoron Poder Judicial va a dejar de serlo?

    Tu sugerencia da para otro artículo.

    Fuerte abrazo y muchas gracias.

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  3. Una vez repudiado el diálogo (política), el gobierno (una parte significativa de... pero ni mucho menos todo el PP) ha elegido la, en mi opinión, mejor opción: ejecutivo y judicial,unidos y amparados en el legislativo, contra el "desafío secesionista". Sin duda el proceso no ha ido como personalmente me hubiera gustado.... pero llegados a este punto no se me ocurre nada mejor. ¿Al bloguero si?

    Enhorabuena por el artículo y gracias por continuar con el blog.
    Un abrazo

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  4. ¡Querido Apache!

    Las aguas a punto están de desbordarse.
    Si no lo han hecho ya.
    Y en circunstancias semejantes las soluciones nunca son fáciles ni siempre eficaces.

    En la sabia mezcla de ejecutivo, legislativo y judicial está el éxito. Con unas gotas de pedagogía y psicología.

    Ojalá el cirujano acierte con el bisturí, pues el enfermo lleva una cornada de aúpa.

    ¿Qué se le ocurre al bloguero?

    Más prevención y menos cirugía.

    Varios artículos del blog dan fe de lo que digo.

    Fuerte abrazo y es una alegría recuperar a los amigos que nunca se pierden del todo.

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